La leyenda del hombre amable

Cuentan que en un día lluvioso de estío,
en una miserable ciudad,
aconteció algo poco usual.

Eran cerca de las seis de la tarde,
había llovido todo el día
y en aquella calle
apenas 10 personas a cubierto corrían.

La gente en aquella ciudad gris, peremnemente taciturna y mezquina,
iba siempre a lo suyo,
no importaba lo que el de al lado quería.

Nadie mira a nadie,
y nadie le devuelve la mirada,
nadie para nunca
a ayudar a un camarada.

Cientos de paraguas,
azules, negros y amarillos,
que a la gente aislaban
de lo que les importaba un membrillo.

Mas sucedió que aquella tarde
un paraguas volaba,
de una señora
que de recuperarlo trataba.

Nadie sabe cómo ni por qué,
pero uno de esos hombres trajeado,
olvidó ese egocentrismo tan cerrado,
y le ayudó al paraguas coger.

No parecía querer nada,
ni buscaba otro favor,no pretendía nada,
hasta incluso sonrió.

Cuenta la leyenda
que todo esto ocurrió,
pero nadie sabe nada
y nada igual he visto yo.

José Antonio Muñoz, autor de este blog
2012, CDSJB